lunes, 7 de febrero de 2011

Mi Testimonio Misionero

Mi testimonio misionero.

Luego de 3 años de vivir cada semana santa en la ciudad de Ybytymi, misionando y entregando mi corazón al pueblo, es hora de poner las cosas sobre la balanza y sacar conclusiones sobre mi experiencia de vida.

Comencé a vivir esta experiencia creo que de un forma diferente, fui mas bien obligado por situaciones que justo en ese momento sucedieron en mi vida, mi hermana estuvo al borde de la muerte, después de ir remando en contra de las infecciones que tuvo, fue escalando y supero su expectativa de vida que solo era del 20%.

Después de esto sentía que le debía algo a Dios, ya que por más que en ese momento nunca había integrado ningún grupo religioso, siempre tuve mis costumbres con Dios, nunca estuve tan alejado de El y fue aquí donde una amiga muy cercana me invito a las misiones y simplemente dije sí pero la razón no se cual habrá sido.

Sin una gota de conocimiento de cómo sería la experiencia me embarque a las misiones con el solo afán de dar lo máximo de mí, no me interesaba como seria, que haría, donde iría o con quien, porque solo estaba dispuesto a cumplir mi promesa con Dios.

Tras pequeñas pruebas que tuve al principio, llegué al pueblo de Ybytymy (Cerro Guy) conociendo a pocas personas y desconociendo a muchas! Sin mediar palabras fui viendo el ambiente en que me tocaría vivir y pronto me di cuenta que estaba rodeado de personas de gran corazón y eso me alegro más! Ya que así sería más fácil llegar al propósito que me fue dado. Sin duda la familia que tuve  también fue de gran ayuda y para mí, el pilar de que mi experiencia haya sido tan satisfactoria.

Ya en el segundo año, fui por convicción, las ganas me brotaron al instante que se comenzaron a llamar a los misioneros, desde mucho antes ya me comencé con lo que sería seguir el camino de mi primera experiencia, fui solidificando esto con las post-misiones y así fui esperando que el ese tiempo llegue.

Cuando estábamos cerca ya de volver  a nuestra casa, tuve problemas académicos que al principio parecían insuperables, debía de rendir 3 exámenes en un lapso corto y me comencé a desesperar, además de esto el martes que se salía para las misiones tenía una reunión muy importante en la cual no podía faltar y fue desde aquí donde empezó mi segunda misión.

Pedí a Dios que me de fuerzas para superar las adversidades y comencé a luchar fuerte para llegar a mi objetivo, cuestión que claro que ésta que fueron superadas, pude rendir todas mis materias y salí al medio día para Ybytymi como adelantado con algunos papas. A mí tan importante reunión decidí faltar pero sin aviso y me lleve la gran sorpresa que al 2 horas antes de la hora, me llega un mensaje que avisaba que se había suspendido.

Al suceder esto me dí cuenta que Dios quería que este en ese lugar, ese día  y que me dio la oportunidad que pedí y que no podía fallarle.

Llegó la hora de conocer a la familia, y tuve hermanos nuevos y solo 4 habíamos quedado de lo que fue la primera, esto no fue un obstáculo, ya que cada hermano nuevo fue como otro ángel  y les quise igual a todos y todos me ayudaron a vivir esa misión de forma diferente pero igual al final en el sentido que pude llenar mi alma y reconfirmar lo que había vivido en la primera experiencia.

Si el primer año fui obligado por una promesa, el segundo por convicción, el tercero segura iba a ser el mas fácil pero no créanme! No fue así.

Días antes de volver a casa, me entero que uno de mis principales guías en el camino de misionero, no iba a estar y esto caló hondo en mí y fue algo difícil de superar.

Aca empieza una nueva historia de lo que es mi vida, sinceramente no comprendía porque yo no pude ser elegido para poder intentar suplantar a mi papa Mateo y ésta fue la primera piedra que Dios me había puesto en el camino este año!

Me sentía inútil a las misiones y consideraba que mi trabajo no era suficiente para esto, y fue el momento donde dije: “NO VOY  A LAS MISONES”, me encontraba en un momento en donde la rabia invadia mi corazón y no me dejaba pensar tranquilo, no me dejaba ver las cosas como eran y no me dejaban sentir otra cosa mejor.

Después de horas me fui tranquilizando y pensé, “EL OBJETIVO DE LAS MISIONES NO ESTE”, y decidí volver pero no fue fácil, y fue gracias a la ayuda de ciertas personas con las que converse y sus palabras me ayudaron y sirvieron para irme mejor fortalecido y sin ninguna apatía.

Mi nuevo papá era un hermano, al que conocía antes de las misones y fui qprendiendo a quererle cada día mas, al momento del envío conocí a 4 nuevas personitas de inmenso corazón, volvieron hermanas del primer año y muchos hermanos del 2 se mantuvieron, por lo había mucho de todo para complementarnos entre todos y para compartir experiencias de todos los tipos.

Superada la primera prueba, El me puso otra y otra y otra y todas las misiones fueron solo pruebas! Eran cosas que no quería hacer! Pero lo mejor de todo es que no me sentía perseguido, no estaba enojado y después de superar cada prueba me sentía mucho mejor aún.

Dios mio, Dios mio, Por qué me has abandonado?, preguntarán en mi caso, pero yo jamás me sentí abandonado porque en todo momento Dios se comunicaba conmigo por medio de frases. “Permanezca humilde, alegre”, “El que sirve desinteresadamente gobierna”, “Obrar en contra por amor”, esta eras palabras venían en cada momento exacto y me ayudaban! Y me sentía acompañado y fuerte.

Al final de todo, mi corazón termino lleno de amor de vuelta y comprendí cada cosa y cada cruz.

Los momentos vividos misionado son varios e imposibles de acortar pero estoy seguro que a todos le llego las misiones como a mí también, quién puede olvidar los momentos de caminar casa por casa y compartir con ellos momentos cálidos, algunos unos tristes, enternecedores; escucharlos, que te escuchen, saltar, reír, llorar y todo lo demás que en los talleres se compartía. Esas son cosas que nos llevan a conocer la vida paralela que la gene tiene en el campo! Y la vida magistral que nosotros llevamos en la cuidad, en donde pocas veces nos falta comida, agua, ropa o salud.

La cosa que mas valoro de todo esto es que me llena de vida saber que personas con mucho menos que nosotros (material) puedan muchas veces valorar más  las cosas que Dios nos da! Por ejemplo la salud! O también valorar la familia, ya que muchas de las familias estaban separadas por  qué familiares se habían ido a estudiar o trabajar a otras ciudades y así cosas que muchas personas como nosotros algunas veces no tienen en cuenta.


Les doy las gracias a todos por haberme dado la oportunidad de haberles conocido y por dejarme compartir lo mismo, y no dejemos que esta misión sea solo momentánea, recién empezaron y hay que acrecentar las ganas, la convicción, dedicación y el amor al prójimo.Porque las misiones no son solo en semana santa, las misiones son cada día de la vida, en cada momento y en cada lugar.

Con este testimonio de vida, mi testimonio misionero, quiero por el momento despedirme de lo son las MUC, no por que me aburrí, no por que no quiero volver o por otras cosas si no porque la experiencia vivida como MISIONERO, fue la mejor que tuve y no quiero perder eso quiero poder siempre acordarme de lo lindo y tampoco quiero comenzar algo que no pueda terminar.

La vida da muchas vueltas y Dios siempre tiene algo nuevo para mi, como para todos y capaz en otro momento me haga ver diferente y me haga sentir diferente o capaz me de la posibilidad de vivir las MUC, de otra manera y creo que ahí sería imposible darle la espalda.

Particular mente siento una alegría tremenda la de poder terminado el ciclo, de aprender invalorables cosas y la de poder decir “MISION CUMPLIDA”.

Gracias a todo por formar parte de mi persona hoy día! Tengo algo de cada uno de uds en mi corazón y mi alma esta cargada de mucho espíritu!

GRACIAS DIOS

PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO……NUESTRA VIDA POR TU MISION.


RODRIGO JARA CORREA.

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